martes, 5 de febrero de 2013

Lágrimas y falta de sueño


Cuando tengo insomnio lloro. Con todas mis fuerzas lo hago, para profundamente quedar sin energías. Pero el único precio a pagar, es la consciencia alterada… reflejada en áspero letargo reclamado por los sueños.

Y por extraño que suene, llorar en mejor. Es mejor comparado a no poder dormir, que en insomnio la mente viaja sin tiempo-espacio. Allá, donde no hay lo que se llama realidad, donde todo juega en tu contra.

Razón perdida con rumbo a la deriva, cobijada entre malos recuerdos e intuiciones poco generosas (habitualmente referidas a ella). Siempre haciendo de mí extraviado, después de un viaje largo o cercano... y no me encuentro, y algunas veces, tampoco regreso.

Qué es la irrealidad sino la percepción contraria a lo real. Después de todo tan contigua a la verdad de esa propia falsedad, donde ambas, proveen la misma validez. ¿Cómo confiar de algo que sólo se fundamenta en percepción? Algo que nos gusta designar, a través de filtros vivenciales.

¿Cómo entregarse?, ¿cómo creer?, ¿cómo discernir?, ¿cómo confiar?... ¿cómo hacerlo?


viernes, 21 de diciembre de 2012

Escrito con cariño

Entre cervezas y risas falsas respiro con dificultad. Necesidades bacías, pobres ambiciones y gustos carentes de singularidad se comparten entre aquellos presentes.

Palabras inciertamente navegan el aire esperando ser convertidas en mensaje. Y si tu mala fortuna intercepta alguna, apreciaras la ausencia de razón en ella. No son más que un modo ruidoso de llamar la atención.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La dama dormida

Caminé hacia el mar, sabiendo que iba a encontrarla. No sabía como sería, pero al verla, entender que era ella se daría solo.

Crucé con cautela sobre la arena, paso a paso abandoné cada huella como rastro. Y no me apresuraba, no había razón, ella estaría ahí.

Deambulé por horas, el Sol caía en el horizonte, se hacía uno mismo con el océano. Fue que al llegar al borde visible en la bahía, me encontré frente a un muro de rocas.

Al verlas, tome la decisión de no detenerme, que algo dentro de mí necesitaba indagar, saber, descubrir, su lado opuesto antes de la luz del astro perder.

Escalé, piedra a piedra. Quería encontrar mi destino, allí, en ese justo instante, en ese preciso momento, sin postergar, pues el tiempo caía, apresuraba mis ansias.

Llegué a la cima y al fin la vi… musité su nombre sin siquiera conocerlo. Era ella, solo ella. Entonces descendí presuroso la pendiente, sin precaución, dispuesto únicamente a estar a su lado.

La miré fijamente y con afecto a los ojos, pude intuir que me esperaba. Quería mirarme antes de la Luna ascender, y yo, estaba ahí, total y absolutamente para ella.

Tomé a mi dama varada, mi dama casi dormida, la tomé con mis manos, y sin importar cuanto desbordara de mi piel, la abracé.

Se sentía tranquila, logró mirarme en los últimos instantes de la puesta cromática. El Sol se ocultaba, se llevaba con él sus suspiros. Los hacía más lentos, más profundos, más hermosos.

La tomé una vez más entre mis brazos, sin importar que desbordara de mi piel. Me preparé para dejarla ir, me preparé para aceptar que la brisa no cesaba de rogar su ser…

Antes de partir, abrió sus grandes ojos cristalinos. Pude reflejarme en ellos, supe que parte de mi moría con ella. Suspiró una última vez, llenó sus pulmones de aire, y cerró los ojos al partir con el ocaso…

Así fue la primera vez que vi a mi dama dormir, nunca olvidé su belleza. Sin ser más que un cetáceo varado después de la tormenta, resultaba todo para mí. Inmensa, majestuosa, perfecta, y al mismo tiempo, inerte.

Así fue que nunca dejó de despertar en mis sueños, realmente se quedó conmigo, y me dejaba verla dormir una y otra vez, antes de que yo despertara. Así fue, así fue…

jueves, 15 de noviembre de 2012

Oda latente

Voy a empezar con una canción, 
con líricas armónicas 
quiero hacerte oír los latidos de mi corazón. 

Al continuar con poesía tatuar tu piel, 
que de mis manos el plasmar los versos 
y de los versos el acariciar de tus sentidos.

Cuando recites al espejo las letras vertidas de amor, 
sin duda pronto sabrás, 
que nada más a mi reflejo en tus pupilas seguro hallarás. 

Pues será ahí y sólo ahí será, 
donde el apreciar dará lugar 
a mis palabras en tu alma poder retumbar.

Y si al escuchar tu palpitar mi nombre murmurado logra entenderse, 
seguro es porque también mis labios de tu aroma, 
no quieren desprenderse…




sábado, 6 de octubre de 2012

Prisión de notas

Esa pieza no dejaba de sonar en mi cabeza a pesar de nunca antes haberla escuchado. Parecía tener vida propia, retumbaba una y otra vez con mayor intensidad. De pronto, la respiración comenzó a faltarme, conforme corría el tiempo se hacía más difícil retener el aíre en mis pulmones. Mi vista se nublaba, mis sienes y mi corazón palpitaban agresivamente. Fue inevitable lo que sucedió, apenas pude dar unos cuantos pasos más y me desvanecí frente a un pórtico.

Desperté y ella estaba ahí, justo delante de mí la más prestigiosa pianista. Me sonrió con ternura y pronunció en mi oído “te estaba esperando”. Una sensación paralizante se apoderó de mí, no supe qué pensar. En seguida ella me levantó para después colocarme frente a su piano y me dijo “toca, yo te diré las notas”.

Por extraño que fuera, comencé a seguir sus instrucciones. Plasmé cada nota que sus labios reclamaron hasta convertirlas en la más hermosa de las sonatas. Quede maravillado, era la misma melodía que retuve en mi mente, entonces supe que tendría que ser mía. Sin mayor preámbulo ella ofreció obsequiármela pero antes, necesitaba estar segura de mi compromiso con la pieza. Hicimos un pacto. . .

Dibujo de nota musical con colores de fondo

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