viernes, 10 de agosto de 2012

* Mientras tus ojos me hablan (Erotismo - labios rojos)


Cuando me miras de esa forma sin censura, llamas mi instinto, corrompes mi cordura. Y sólo pienso en arrancarte las prendas que te cubren, desgarrarlas con fuerza, dejando a un lado la delicadeza.

Ferozmente ansío tomar tu ropa interior entre mis manos, muero por despojarte de ella, así, sin sutileza ni mesura. No voy a gastar en suavidad que después de tu mirada, la gracia quedaría muy corta…



jueves, 2 de agosto de 2012

Benevolencia no de humanos

Justo antes de caer sin retorno, sucedió algo que le devolvió esa ilusión que había dejado morir.



-No tengas miedo, que estoy contigo.- fue lo que él dijo a través de su reverencia.



-¿Cómo puedo confiar en ti?- ella respondió temerosamente mientras miraba hacia el cielo.



-Soló hazlo... - y después de sus palabras, únicamente el silencio se hizo presente.





domingo, 29 de julio de 2012

Sea lo que sea, deja de verlo en mí


¿Qué es lo que ven en mí? ¿Serán los puños a doble punto en mi camisa?, tal vez sea el perfume que desprendo al ambiente mientras me muevo, o quizás el simple hecho de que sólo miro sus labios, ni siquiera sus ojos. En realidad no lo sé, y aunque puedo indagarlo, no lo haré.

Inesperada y bruscamente vuelve a mí la falta de oxigeno. Necesito aire.

Salgo a la terraza del lugar, y solo me encuentro entre más gente. Vestidos cortos que muestran su mal combinada lencería. Falsas chicas de cartón ostentoso, que cubren su producto depreciado por el mal trato y la edad avanzada. Las mismas arañas tienden la trampa en maquillaje nocturno y un escote según ellas provocativo, esperanzadas en robar la juventud de un inexperto, o por lo menos deseosas de captar la excitación de algún fracasado que piense que él no es la victima.

Porque en la noche todas las gatas son siamesas finas, y yo odio esa similitud.

Incontenible reír ante el hecho que con alcohol los humanos son más valientes. Se visten de actitud reflejante a lo contrario en su realidad; extrovertidos, inteligentes, con caderas agiles e inconscientes a razón de intimidad. Todas interpretan el papel de Cleopatra, imaginan ser objetos inalcanzables.

La naturaleza de los hombres es la misma, lo único que los separa son sus hábitos.

¿Suena complicado y peligroso deambular entre las ilusiones de placer, que te ofrece un evento nocturno con "clase"? Está muy lejos de serlo. Sencillo, te seleccionan dentro de las tantas carnes restantes del lugar, se te acercan y así comienzan a fingir que siempre fuiste la primera opción. Manipulan tenuemente la realidad, alagando la bella pieza de arte ante ellas, lo tan a gusto que se sienten y si pretenden un gran toque, mencionan que se enamoraron de la forma en la que las mire. No les importa saber que es enamorarse o por lo menos creer en eso, pero piensan que yo no lo sabré.

¿Ahora vas entendiendo como funciona? Esto se basa en el principio “te ves mejor con la luz apagada”.

Continuando con el protocolo. Ya que se realizó la fase de selección, te envuelves en decibeles que aceleran tu ritmo cardiaco, te pierdes sobre danzas lujuriosas y te ahogas en la barra libre. Si tienes un poco de cordura o suerte en algunos casos, antes de terminar entre sabanas o en un rincón oscuro, vendrá a tu mente un posible “Mierda. Me pregunto que hago aquí.”

Si es que eso te sucede, contempla bastante el volver a casa…


lunes, 25 de junio de 2012

* Besos de azúcar (Erotismo - labios rojos)

Marcelle miró de frente a su novio. Su tierna mirada se fijó justo en los ojos de él, pues después de tantas lágrimas y risas compartidas, al fin estaban listos. Sus estómagos revoloteaban, la sangre invadía sus labios, ambos exhalaban irregularmente. Hoy caían dos años del momento del sí, y su relación sólo había mejorado con el paso del tiempo. Eran una pareja única.

Ella tomó la iniciativa con el primer beso, y él continuó con caricias en su rostro. En seguida la joven enamorada fue cubierta entre los brazos de su chico. Una mano corrió por debajo de su brazo izquierdo, para terminar rodeándole la espalda hasta tocar su cuello. La otra cubrió su espalda baja, y se limitó a postrarse en la parte izquierda de su cadera.

Tras tocarse los labios entre si, comenzaron a danzar las sutiles notas desprendidas del aire; quien inequívocamente tocaba su canción. Murmuros corrían por sus oídos, poesías se deslizaban entre su piel, todo al mismo par de hacer especial ese instante. Fue ahí, cuando aquellos afectuosos besos ya no eran suficientes, ahora querían realmente unir sus almas.

Los dos andaban sin saber lo que vendría, que nuevo para ambos sería pues deseaban dejar de ser niños, jugaban a juntos ser grandes. Entonces sin preámbulo, comenzaron lentamente a despojarse de sus miedos, tela tras tela descendían hasta sus pies ya descalzos. Y las caricias, sustituyeron el calor de sus ropas, ahora estaban mejor cobijados.

Se tomaron de las manos, caminaron hacia el cuarto, y sobre la cama se cayeron. Sonrientes permitían correr la noche sin prisa, esta, ya les pertenecía. Más allá de sólo perder el pudor, ellos se abrazaban principalmente, amaban sentir por primera vez el roce de su piel desnuda, pero lo que más disfrutaban, era el hecho de estar con quien amaban.

Sus ojos cerrados casi siempre se hallaban, no querían distraerse con ellos, pero cada vez que uno los abría, el otro no tardaba en hacerlo también para interceptar su mirada. Así tímidos, tiernos e ingenuos subieron la temperatura, sus besos dejaban de ser inocentes paulatinamente. Se hacían más fuertes, más intensos, tenían deseos por llegar más lejos del sabor azucarado de sus labios…


martes, 5 de junio de 2012

Memorias de guerra por la media noche

Demencia, paranoia, crisis, lo más cercano a describir mi estado mental, y sin embargo las palabras son muy dulces para expresar lo que me aqueja.

Mi cabeza gira, el sudor escurre por mi frente, me hace falta la respiración. Entre mis sueños se pronuncian los nombres de aquellas victimas mías, se acrecienta mi culpa. Y durante la media noche me vuelvo vulnerable, quedo a su merced.

¿Por qué? pregunto yo a Dios. ¿Qué acaso no en la guerra, reclamar esencias ajenas no es lo correcto? Estoy seguro es valido, que de eso siempre se ha tratado todo esto. Entonces si mis actos fueron puros ¿por qué me siento tan sucio?

Jamas toque a un inocente, sólo hice lo correcto ¿o no fue así? ¿Qué acaso esta mierda no fue en tu nombre? peleé por ti, entregue mi vida a tu fe, a cambio obtengo culpa en mi ser. De haber sabido que me abandonarías, yo te habría hecho lo mismo primero...


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