miércoles, 5 de diciembre de 2012

La dama dormida

Caminé hacia el mar, sabiendo que iba a encontrarla. No sabía como sería, pero al verla, entender que era ella se daría solo.

Crucé con cautela sobre la arena, paso a paso abandoné cada huella como rastro. Y no me apresuraba, no había razón, ella estaría ahí.

Deambulé por horas, el Sol caía en el horizonte, se hacía uno mismo con el océano. Fue que al llegar al borde visible en la bahía, me encontré frente a un muro de rocas.

Al verlas, tome la decisión de no detenerme, que algo dentro de mí necesitaba indagar, saber, descubrir, su lado opuesto antes de la luz del astro perder.

Escalé, piedra a piedra. Quería encontrar mi destino, allí, en ese justo instante, en ese preciso momento, sin postergar, pues el tiempo caía, apresuraba mis ansias.

Llegué a la cima y al fin la vi… musité su nombre sin siquiera conocerlo. Era ella, solo ella. Entonces descendí presuroso la pendiente, sin precaución, dispuesto únicamente a estar a su lado.

La miré fijamente y con afecto a los ojos, pude intuir que me esperaba. Quería mirarme antes de la Luna ascender, y yo, estaba ahí, total y absolutamente para ella.

Tomé a mi dama varada, mi dama casi dormida, la tomé con mis manos, y sin importar cuanto desbordara de mi piel, la abracé.

Se sentía tranquila, logró mirarme en los últimos instantes de la puesta cromática. El Sol se ocultaba, se llevaba con él sus suspiros. Los hacía más lentos, más profundos, más hermosos.

La tomé una vez más entre mis brazos, sin importar que desbordara de mi piel. Me preparé para dejarla ir, me preparé para aceptar que la brisa no cesaba de rogar su ser…

Antes de partir, abrió sus grandes ojos cristalinos. Pude reflejarme en ellos, supe que parte de mi moría con ella. Suspiró una última vez, llenó sus pulmones de aire, y cerró los ojos al partir con el ocaso…

Así fue la primera vez que vi a mi dama dormir, nunca olvidé su belleza. Sin ser más que un cetáceo varado después de la tormenta, resultaba todo para mí. Inmensa, majestuosa, perfecta, y al mismo tiempo, inerte.

Así fue que nunca dejó de despertar en mis sueños, realmente se quedó conmigo, y me dejaba verla dormir una y otra vez, antes de que yo despertara. Así fue, así fue…

6 comentarios:

  1. Wow, es majestuoso.
    Me gustaría saber en qué te inspiraste.
    Es como si relataras un sueño, de esos que nunca se olvidan.
    La forma en que escogiste las palabras es muy buena. Describen bien el momento, y profundizan más la lectura.

    Me hago seguidora tuya, me sorprende que tengas tan pocos seguidores con lo bien que escribes.
    Y si no es mucha molestia, me gustaría que te pasaras por mi blog
    http://pensamientosalanochecerpenguin.blogspot.com.ar/
    Ya que también escribo, y como veo tu capacidad, me gustaría saber de tu opinión.

    Besos

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    Respuestas
    1. Tu sentir no estuvo tan lejos de la realidad, que la inspiración llegó entre sueños. Sólo que realmente era un equino y no cetáceo... larga historia.

      Gracias por los elogios, más aún cuando te diga que escuchar tus pensamientos es la mejor paga a mis versos.

      Por cierto en estos días me doy una vuelta por tu blog, que es un honor recibir invitación de la propia autora. Por ahora ando con mil cosas.

      Suerte

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  2. muito lindo seu conto.. uma procura que achei inquietante, que despertou minha curiosidade para saber se chegaria ao que tanto buscava...e o encontro foi maravilhoso...e saber que nunca a perderia porque ela estaria em seus sonhos.beijo

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    Respuestas
    1. Gracias por leerme, gracias por tomarte el tiempo de traducir mi historia.

      Es grato saber que te gustó, y ojala puedas encontrar en mi blog más cosas que te gusten.

      Bienvenida a éste mi espacio dedicado a letras.

      Saludos

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  3. Me encantó la entrada, escribes muy bien.

    -----------------------------------

    Te invito a mi blognovela negra que llevo escribiendo desde hace dos meses y no me va nada mal.
    http://retratodeunasesino.blogspot.com.es/

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    Respuestas
    1. Gracias por las palabras y también por invitación.

      En cuanto tenga tiempo, seguro me doy una vuelta por tu blog.

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Usa tus palabras. Derriba mi orgullo o acrecienta mi ego, no importa, ambos resultados alimentarán mis ansias por escribir.

No me hables de aquello que ya sé o de eso que crees deseo oír. Hazme saber qué sentiste al leer cada párrafo, dime la forma en que mis letras lograron tocarte.

Y si acaso te domina la duda por saber qué es lo que pienso, no preocupes, siempre voy a responder tras leerte.

Capta mi atención... ¿puedes?.

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